viernes, 20 de agosto de 2010

HECTOR CASSINO


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Mientras preparábamos material para este blog con el objeto de comenzar la publicación periódica de artículos y comentarios de actualidad falleció hace unos días el Profesor HECTOR CASSINO, nuestro director y escritor del blog. Si bien su avanzada edad y estado de salud nos acercaba a este desenlace esperábamos que pudiésemos avanzar lo suficiente para darle la forma que él deseaba y conformar un grupo de colaboradores afines a sus ideas y que este espacio permaneciera “para siempre”, pero no llegamos. Haremos un esfuerzo para aproximarnos y el futuro dará su veredicto si logramos permanecer o no. Interpretar en su totalidad la visión de Héctor será imposible.
Me hubiese gustado recibir los borradores de su libro sobre la realidad social y política de la Argentina vista como él decía, desde la generación del Idealismo a la que él se sentía y decía pertenecer. De encontrarlos trataremos de ordenarlos para ponerlos en este sitio.
A modo de un “hasta siempre”, haré una reseña de su vida tal como tan amablemente aceptó publicarla el diario La Razón de Chivilcoy,(BUENO, SERÁ LA SIN RAZON YA QUE VAYA A SABER PORQUE JAMAS PUBLICO - SEGURAMENTE RESENTIMIENTOS PROFUNDOS DE ALMAS CARCOMIDAS POR LA IGNORANCIA) ciudad de dónde él era oriundo. Su delicada salud y decisiones tomadas a las apuradas hicieron que falleciera en La Plata y no pudiese tener una despedida más acorde a su trayectoria aunque como menciono más abajo, sus amigos de generación habían partido en su mayoría antes que él.

“Héctor CASSINO (Tito), nacido en febrero del 21 en nuestra ciudad, en una familia con 7 hermanos y una hermana. Fue el séptimo en nacer. Abanderado del normal, maestro entonces, profesor de educación física luego y un atleta en potencia, estudiante de filosofía y letras – su pasión - a los 30 y a los 60 años, político, cooperativista, pensador de nuestra historia, un fino analista político y filósofo al final.
Su familia de origen domiciliada en Paso y Almafuerte, en el barrio de “la Belgrano”, que lo vio crecer con sus hermanos: Isabel, Juan, Antonio, Pito, Palito, Pepe y Chino; tal vez en otro orden de nacimientos. De todos ellos recibió algo, ejemplos, ayudas y enseñanzas: por su edad Isabel fue su segunda madre, Juan fue su mentor para que estudiara, de Pito, el mejor ciclista de sus tiempos según mi padre, un ejemplo de abnegación y trabajo, de Antonio también y recibió su ayuda en los comienzos de trabajo, de Palito admiraba su coraje en las travesuras, con Pepe fueron adversarios en el ajedrez cada viernes de “titanes en el Ring” o domingo con sabor a triunfo ante River y con Chino compartieron tiempos y aventuras en Rufino donde ejercía como profesor y conoció a mi madre. Luego de adultos arrastrados por los avatares de esta bendita Argentina se mezclaron sentimientos, ideales y necesidades de crecer y algunos se alejaron de otros. Fueron sus compañeros de aventuras y risas que compartimos todos los primos durante años en el anecdotario familiar. Sus mejores amigos Pito, Palito y Pepe con los que compartía charlas, discusiones políticas y ajedrez en tertulias familiares de televisión. En cada anécdota que contaba revivía aquellos años con cada hermano sin siquiera rozar los conflictos que existían entre ellos, su madre protectora, su padre tan recto que ni siquiera toleraba una gorra en la mesa del almuerzo calaron su personalidad como la de sus hermanos. Generalmente su risa impedía conocer el final de la historia, pero contada 400 veces ya conocíamos sus partes.
Un hombre, un ciudadano que formó su familia con mi madre Nélida Peralta, oriunda de Rufino (Sta.Fe) -1922/2017 -y sus dos hijos en varios domicilios de la ciudad, Pueyrredón 31 el último. Su voluntad, su inteligencia, sus logros y sus fracasos hicieron de él un ser discutible como todos, pero sin duda un legítimo idealista como los de la generación del 40, que influyeron en él fuertemente. Progreso, ciencia, justicia social, moral sin dogmas eran palabras de su vocabulario cotidiano.
No es esto para hablar de sus triunfos o derrotas ni de su pensamiento porque sería de no terminar, sino para recordar su aporte a la vida de Chivilcoy desde sus “pirámides” en las exhibiciones de educación física de fin de año, a su actividad cooperativista, sus publicaciones de política, historia y filosofía, su actividad en el comité y otras que seguramente realizó y ahora no recuerdo o directamente ignoro. Un aporte que hizo trabajando con personalidades como Sabattini, Frondizi, Ilia, Lebensohn, Gabriel del Mazo y otros y por supuesto con los dirigentes y amigos locales de la época como Don Alvarez, el doctor Larrañaga, Antuña, Crespi y Diego Rosito entre otros que recuerdo sus caras pero no sus nombres, entrañables amigos en su tiempo con los que compartía ideales y tejía estrategias para llevar adelante sus candidatos. Siempre desinteresadamente dejando que el destino lo pusiera donde el grupo lo considerara importante. Un aporte que hizo emulando a sus maestros como Sócrates en la "dialéctica" y la moral pública, la copa de cicuta, Aristóteles en la política, Alejandro en su coraje y entrega, Ulises en sus astucia, Sarmiento, su “sarmiento”, su maestro argentino con la educación y “las ideas no se matan”, Almafuerte y Alem en su acción ciudadana desinteresada, su idealismo, su inteligencia, “que se quiebre pero que no se doble”, Yrigoyen en la praxis y el mito, Sabattini en su honestidad y capacidad de administración, Gandhi con la revolución sin violencia, la desobediencia civil.
Encontró en Proudhon, pensador francés, y Krause, alemán, la línea del pensamiento federativo y el idealismo que fundamentó la doctrina radical del siglo XIX, pensamientos que veía extinguidos en la actualidad.
Se fue el último de los ocho hermanos originarios. Yo su hijo lo recuerdo a él y a todos, ya que cada uno de ellos estaba hecho por él y todos los demás, porque nos dieron una niñez sin que nos falte nada, ni risas, ni “estudios”, ni chismes familiares para asombrarnos y reírnos. En mis charlas con él encontré caminos y respuestas a las preguntas de la vida que utilizo diariamente.
Mi esposa Laura, su consultora de todos sus males de salud mientras vivíamos en La Plata, y mis tres hijos Augusto, Virginia y Federico lo recuerdan en su dedicación de abuelo con que su cuidado traslucía todo el cariño que les tenía.
Y sobre todo quiero agradecer a quienes últimamente le prestaron su atención y ayudaron en su salud que con 89 años estaba seriamente resentida desde hace muchos años y que acompañada de una sordera profunda dificultaba día a día la comunicación. A sus sobrinos Hugo y Marta en particular, mis primos hermanos, que tantas veces lo asistieron desde la medicina y desde el corazón de familia y a quienes lo hicieron sin que yo me enterara. Se lo difícil que era “el Tito” incluso con quienes iban a ayudarlo.
En mis últimas visitas siempre preguntaba por “su” doctor Blanco, otrora su alumno y luego correligionario…, gracias doctor, gracias Luis por todo lo que aportaste. Gracias a todos.”

Tal vez llame la atención mi necesidad de recordarlo con su familia originaria, pero para mí es inevitable porque la inmensa mayoría de nuestras charlas, muy escasas hasta mi adolescencia y muy numerosas en adelante, toda su experiencia estaba explícitamente o implícitamente asociada a ella, con su madre cuando fue a “pelear” su bandera al Normal porque había una profesora que la quería para un pariente y alguien le avisó a Magdalena o cuando los defendía de la policía que los perseguía cuando jugaban al futbol en la esquina de su casa y a la hora de la siesta. Su padre que “retaba” a Magdalena porque los defendía cuando ni él podía dormir la siesta por el 20 contra 20 en una esquina de barrio con calle de tierra. En fin cantidad de anécdotas con una familia siempre presente, que lo impresionó hasta “ayer”. Además todo lo que aprendió me lo transfirió con enseñanzas, “estudiá para aprender”, “si te va mal, intentalo de nuevo”, “siempre hay que mejorar”, “todas las respuestas están en los libros, solo hay que entenderlos”, “tiempo y dinero conforman una sola cosa inextensible, tenés tiempo no habrá dinero y viceversa”….son solo algunos de los consejos y dichos que me fueron útiles siempre. También como todo hombre tenía sus errores, algunos propios de su crianza, su época y también porque no, de su propia impericia en ciertos temas. Nosotros, los hijos, también fuimos difíciles. Bueno como él y diría mi suegra, "lo que se hereda no se roba".
En su juventud fue orgullo de su familia, tanto su hermano Juan como Palito me lo manifestaban siempre que podían. También lo hacían sus compañeros maestros y profesores que fueron mis maestros y profesores. El no lo sentía así y por eso relativizaba el juicio de sus hermanos y colegas, pero por otro lado aprovechaba y nos aleccionaba para que nos dediquemos “al estudio”. Recién empezaba mi primaria y le manifestó a mi madre, “tenemos que empezar a ahorrar para que pueda ir a la Universidad”. Dentro de sus contradicciones su dirección era siempre el saber. ¡Qué generación aquella!, mi abuelo llegaba a Argentina a fines del siglo XIX sin preparación superior, sus hijos ya en el secundario y educación terciaria o universitaria y sus nietos terminaban sus estudios universitarios. Europa tardó casi 1.000 años en mandar los hijos del pueblo a la universidad.
Como hijo de él, recibí una formación bastante particular porque aunque ingeniero desde hace 33 años nunca pude desprenderme de la filosofía, una pasión de mi padre que junto a la política lo identificaba cabalmente. Mi experiencia con colegas me dice que esto es una contradicción y que, o no soy ingeniero o no soy "filósofo" y dado que nadie puede vivir con contradicciones de esa naturaleza y para no quedar en entre la tierra y el cielo como Hércules, hace años me propongo tender los puentes necesarios para aclarar esta situación.
Hoy ya vislumbro que no hay puentes que los una sino que ambas disciplinas se autocontienen y que los equivocados son quienes las separaron, la llamada mecanización de la ciencia.
Me formé en la Universidad con una frase de Rutherford que decía “todo es física, el resto es filatelia”, hoy puedo decir que “todo es filosofía, el resto disciplinas que necesariamente se funden en ella”, grupo ontológico como el ciclo del agua. Hace unos años en la revista Ñ manifestaba esas ideas sin tener clara la argumentación. Como decía mi padre, próximamente desarrollaremos esta idea.
RFCassino -2010

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